“El desafío de los Residuos Plásticos en Zonas Rurales:el caso de los Silo bolsas”.

Colabora: Lic. Lucía Romero, Licenciada en Gestión Ambiental, fundadora de "lr.gestionambiental" y apasionada por la sustentabilidad.

Argentina es un país donde las actividades agropecuarias tienen un papel central en la economía y el desarrollo territorial. Este sector, tan diverso en su estructura productiva, genera una amplia variedad de residuos con composiciones diferentes. Sin embargo, en muchos casos, estos desechos no cuentan con un sistema de gestión adecuado, lo que deriva en impactos ambientales significativos.

Entre las principales cuestiones se encuentran la degradación de los suelos, la contaminación de cuerpos de agua —tanto superficiales como subterráneos— y los riesgos para la salud de quienes trabajan en el campo. Estas consecuencias están directamente relacionadas con la falta de información, infraestructura y sistemas diferenciados de recolección que lleguen a las zonas rurales.

Uno de los residuos más problemáticos en el agro actual es la silo bolsa, una herramienta clave para el almacenamiento de granos. Fabricadas con polietileno de baja densidad, estas estructuras pueden alcanzar hasta 100 metros de largo y almacenar más de 300 toneladas de maíz. Si bien su uso ha revolucionado la logística del sector, su disposición final representa un serio problema ambiental. La mayoría de las silo bolsas en desuso son abandonadas a campo abierto o directamente incineradas, una práctica que, aunque común, libera sustancias contaminantes que afectan la calidad del aire, el suelo y el agua. Esta contaminación, aunque muchas veces invisible, tiene efectos persistentes y acumulativos en el ecosistema.

Se estima que en Argentina se desechan alrededor de 7.000 toneladas de silo bolsas por mes. La misma resistencia que las hace funcionales también impide su degradación natural, transformándolas en una fuente crítica de contaminación plástica.

Frente a este panorama, surgen iniciativas que apuestan a una economía circular en el sector agropecuario. Empresas como Siclo Rural, en alianza con familias rurales, promueven la recolección y reciclaje de silo bolsas usadas. Este material reciclado luego se convierte en nuevos productos como calzado, textiles o aisladores eléctricos, gracias al trabajo de empresas como Leaf Social.

No obstante, el desafío sigue siendo enorme. Muchas zonas rurales aún carecen de acceso a puntos limpios, infraestructura básica o conocimientos sobre reciclaje. Por eso es fundamental fortalecer la educación ambiental rural, implementar sistemas integrales de gestión de residuos y ampliar el acceso a circuitos de recuperación.

Transformar el destino de los Silo Bolsas no es solo una cuestión de evitar su quema o abandono: es repensar el papel del plástico en el agro y entender que, bien gestionados, los residuos pueden reincorporarse al sistema productivo como insumos valiosos. La articulación entre productores, municipios y empresas es clave para avanzar hacia un modelo agrícola más sostenible, consciente y respetuoso del ambiente #agroporunmundomejor.