Colabora: Dr. Facundo Casartelli, Abogado con orientación en Derecho Privado, Auxiliar en el Ministerio Público de la Defensa de la República Argentina, vasta experiencia en la Administración Publica Nacional (Instituto Nacional de Semillas) así como tambien en estudios jurídicos reconocidos. Increíble ser humano, amigo, compañero y profesional!
En estos días, se vivieron en la ciudad de Río de Janeiro temperaturas que superaron los 60 °C, siendo máximas históricas para dicha ciudad. Como consecuencia de tan altas temperaturas, se produjo la muerte de Ana Clara Benevides, una joven de 23 años que estaba en el concierto de la reconocida cantante Taylor Swift -incluso a la propia Swift se la vio muy afectada durante el show-, ello se da justo en el país que posee el “pulmón del mundo”, cada vez más pequeño producto de la tala constante que se produjo en las últimas décadas en la Amazonia, y que repercute fuertemente en la temperaturas de la capital carioca.
Este oxímoron del presente que atraviesa nuestro vecino país merece traer a la luz una historia que, a pesar de sus casi tres siglos de vida, es muy esclarecedora del panorama que podemos llegar a vivir en el futuro cercano si no evolucionamos en nuestra relación con la Naturaleza.
Eresictón era un rey que poseía vastas tierras en la región Griega de Tesalia. Este hombre era conocido por su afán de “celebración”, ya que en su castillo eran asiduas las fiestas y los banquetes. En ellas, el rey y sus amigos derrochaban inescrupulosamente cuanto alimento pudiera encontrarse en sus dominios y generaban grandes cantidades de desechos que afectaban el mundo natural. En otras palabras, la corte de Eresictón hacía uso de la naturaleza de tal forma que la devastaba solo para satisfacer sus deseos festivos.
No obstante, esta adicción del noble por los banquetes había llegado a tal punto que había acabado con casi todos los bósques que se encontraban en las inmediaciones de su feudo, quedando solo en pie el bósque sagrado consagrado a Demeter, la representante de la fertilidad y la agricultura. En su afán de seguir dándose una “buena vida”, y contra el consejo de todos los que lo rodeaban, el noble heleno tomó la decisión de hacerse de los recursos naturales del bósque bendito. Poco tiempo después se arrepentiría de tal accionar. Aquel bósque sagrado estaba poblado por las dríades, las ninfas que se alojaban en los árboles milenarios que forestaban el terreno. Por tal motivo, ninguno de los hombres, se animó a cumplir las órdenes de su amo, por lo que fue el propio señor quien procedió a dar el primer hachazo. Del tajo provocado en el árbol emanó sangre, y de entre lo profundo del bósque una figura encapuchada que trató de disuadirlo, intimándole a terminar con tal acto impío, bajo pena de una terrible desdicha, el rey hizo caso omiso a la advertencia de tal figura, y prosiguió su matanza, a pesar de reconocer el llamado de atención. En poco tiempo, el terreno que miles de años había acogido a los árboles sagrados, yacía cubierto de sangre. Indignada ante la magnitud de la afrenta recibida, planeó un castigo ejemplar para el noble tesalio. Tal era su aflicción, que llegó a solicitar la ayuda de su némesis, Limos (Fames para los romanos), la representante del hambre. A pesar de su enemistad con Demeter, acudió en ayuda de su semejante, pues ella tampoco podía permitir tal perjurio de un humano.
La misma noche en que descansaba luego de la gran fiesta posibilitada por la tala de la arboleda sagrada, recibió la visita de Fames. Se despertó muerto de hambre: no podía ser de otra manera, se había alojado en su estómago. Desde ese día, nada que comiera lo satisfizo. Cerdos, pollos, platos, mesas, todo cuanto se cruzaba por su camino era devorado, pero nada pudo contener su apetito: la comida le daba hambre. Incluso, perdió toda su fortuna y la de su familia, intentando saciarse. La gente que en días pasados miraba con admiración al hombre, ahora lo veía en la calles comiendo inmundicias, aunque nada era suficiente para su estómago. A tal punto llegaba la gula, que comenzó a vender a su hija Mestra como esclava para comprar comida, pues era lo único que le quedaba, ella tenía el don de la metamorfosis, siempre se las ingeniaba para escapar de sus amos y volver en ayuda de su famélico padre. En uno de sus tantos regresos, debió convertirse en burra para escapar, y bajo esa forma fue en busca de su progenitor. Al ver a la burra a los ojos, reconoció en ella a su hija, y a pesar de la emoción que sentía por la perseverancia con que siempre volvía en su socorro, le dijo: “Lo siento hija, tengo hambre”, e intentó comerse a su única descendiente. En un intento desesperado por salvarse, Eresictón volvió al bósque sagrado, se arrojó hacia el árbol que él mismo había talado solicitando el perdón. Ya era tarde, pues esa misma noche, comenzó a comerse a sí mismo. A la mañana siguiente, nada quedaba de quien fuera el más rico de Tesalia.
Esta historia nos lleva a repensar nuestro vínculo con la naturaleza, y los peligros que conlleva abusar de ella. En este sentido, el profesor de filosofía Dario Sztajnszrajber usa el caso del rey tesalio para pensar en nuestra sociedad de consumo, que básicamente devasta la naturaleza para convertirla en un objeto cuya única función es regenerar permanentemente nuestra necesidad adictiva de seguir consumiendo. Para el filósofo, “cuanto más consumimos, más nos consumimos”.
De esta forma, hay una naturaleza devastada por un ser humano que ha convertido el mundo en el que vive simplemente en un depósito de insumos para el despliegue de nuestros deseos. Más como seres humanos debemos recordar que somos un ente que pertenece a esa naturaleza, y no amos y señores, que pueden disponer de ella a gusto y placer, como hizo Eresictón.
En consecuencia, cabe hacer lo posible #porunmundomejor y cambiar desde el lugar que nos toca el devenir de la devastación ante la cual nos encontramos, porque como muestra el triste caso de la querida Ana C.B, disponer de la naturaleza de la manera en que lo hacemos nos coloca en riesgo de terminar con nosotros mismos, tal cual le ocurrió con el infame rey.
Bibliografía:
Mentira la verdad VI. Especial democracia: Erisicton de Tesalia - Canal Encuentro
La Maldición de Eresictón: El Castigo del Hambre eterna de Deméter - Mira la Historia / Mitologia
Muere una fan tras el concierto de Taylor Swift en el calor extremo de Río de Janeiro - Infobae (tomado de The New York Times) y revista parati
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