Colabora: Sofía Belen Sos, estudiante de la Licenciatura en Ciencias Ambientales (Universidad del Salvador), experiencia en tutorías educativas y apasionada del ambiente.
En un mundo cada vez más consciente de la necesidad de abordar los desafíos ambientales y sociales, las ecoaldeas han emergido como modelos de comunidades sustentables que buscan un equilibrio armonioso entre el ser humano y la naturaleza. En este artículo, exploramos a fondo qué son exactamente las ecoaldeas, cómo funcionan, y cómo algunos de sus principios pueden aplicarse en las grandes ciudades. Desde prácticas agrícolas regenerativas hasta sistemas de gobernanza participativa, las ecoaldeas nos invitan a reconsiderar la manera en que concebimos y vivimos nuestras comunidades, ofreciendo un vistazo inspirador hacia un estilo de vida más armonioso con nuestro planeta.
Estas comunidades se fundamentan en cinco pilares clave para su funcionamiento y filosofía, guiándose hacia un estilo de vida más sustentable y en armonía con el entorno:
La creación de una comunidad cooperativa donde cada habitante contribuya de manera significativa al bienestar general marca el primer pilar.
Fomentar la educación medioambiental, una tarea facilitada por el constante contacto con la naturaleza que caracteriza a estas comunidades.
Impulsar el consumo colaborativo, promoviendo prácticas como el establecimiento de huertas comunitarias para reducir costos y fortalecer la autosuficiencia.
Buscan ser autosuficientes, haciendo uso de energías renovables, huertas y sistemas de recolección de agua de lluvia. Este mismo pilar también destaca la importancia de actividades económicas sustentables, como la producción de artesanías y productos naturales.
Promover activamente el reciclaje y la minimización de residuos.
Entonces, ellas se destacan por una serie de beneficios que las posiciona como ejemplos en la búsqueda de una convivencia armoniosa con la naturaleza y de modelos integrales y sustentables para el bienestar de sus habitantes y del planeta. En primer lugar, aprovechan de manera consciente los recursos naturales, optando por el uso de energías renovables como la solar y la eólica, así como la construcción con materiales ecológicos como el barro, la madera o la paja. Además, su compromiso con el respeto a la naturaleza no se limita a evitar su degradación, sino que se extiende a la rehabilitación activa de los ecosistemas donde residen, mediante prácticas como el reciclaje, la reforestación y la recuperación de hábitats. Asimismo, las ecoaldeas se erigen como educadoras, promulgando valores positivos como el ecologismo, la solidaridad, la igualdad y la autosuficiencia, contribuyendo así a la formación de ciudadanos conscientes y comprometidos, como resultado de esta educación integral se traduce en una mejora significativa de la convivencia, con ciudadanos más dialogantes y participativos, capaces de resolver conflictos mediante el diálogo y la toma de decisiones colaborativas. Por último, su enfoque en una economía responsable, respaldada por tecnologías regenerativas y prácticas sustentables como la arquitectura bioclimática y la agricultura ecológica, no solo reduce el impacto ambiental, sino que también impulsa la lucha contra el calentamiento global al consumir menos energía y favorecer prácticas responsables.
En nuestro país, existen diversas ecoaldeas, y entre ellas, me gustaría destacar notablemente Umepay en Córdoba, su construcción inició en 2012 con un grupo reducido que ha logrado crear un espacio referente para aquellos que buscan una alternativa de vida lejos de las grandes ciudades, ella se extiende por varias hectáreas, aproximadamente 400 divididas en 6 barrios: La Aldea, Nogales, Tres Ríos, Arroyo del Sauce, Castaños y Campo Acacias. Cada uno de estos barrios cumple con propósitos diversos, por ejemplo: La Aldea, sirve como punto de encuentro para turistas que buscan una perspectiva holística y participan en retiros y talleres, solo una pequeña porción se destina a la construcción de viviendas. Umepay es un un ejemplo tangible de que la transición hacia un estilo de vida más ecológico es posible. Enclavada en un paraíso natural en las sierras de Córdoba, con el Río Grande como protagonista del entorno, ofrece aguas cristalinas, playas, arroyos y bosques serranos. Este proyecto es un testimonio vivo de cómo se puede integrar la sostenibilidad en armonía con la naturaleza, proporcionando un refugio único para aquellos que buscan una vida más consciente y conectada con el entorno.
Fotografía de Umepay encontrada en el sitio web de nuestros amigos Comunidad Sustentables
¿Cómo podemos integrar estas prácticas en las grandes ciudades? La respuesta radica en la creatividad y el ingenio. Una manera de comenzar es estableciendo huertas comunitarias en nuestros barrios o incluso en nuestros departamentos urbanos, fomentando la colaboración entre vecinos y compartiendo saberes. Este enfoque permite no solo conectarnos con la naturaleza sino también fortalecer los lazos comunitarios. Se me ocurre que tambien. podemos adoptar el principio de las 3R: reducir (disminuir el consumo excesivo de recursos como agua, luz o plásticos), reutilizar (una oportunidad para transformar residuos en recursos útiles, por ejemplo: convirtiendo botellas de plástico en macetas o creando juguetes con latas y tapas.) y reciclar (separar los residuos sólidos orgánicos para utilizarlos en compost (beneficiando así a nuestras huertas), mientras que el cartón, plástico, papel, vidrio y latas pueden ser clasificados y llevados a los puntos verdes de la ciudad para su recogida y reciclaje adecuado.), estas acciones implican un consumo más consciente y, en muchos casos, un cambio de perspectiva.
Por último, la construcción sustentable se enfoca en reducir el impacto ambiental de edificios y casas mediante el uso de prácticas y materiales respetuosos con el medio ambiente. Se centra en áreas clave como el diseño verde, el uso de materiales ecologicos, la eficiencia energética mediante fuentes renovables y aislamiento eficiente, la gestión del agua con reciclaje y reutilización, la calidad del aire interior a través de materiales no tóxicos y ventilación natural, la implementación de tecnología inteligente, y la adopción de certificaciones sustentables como LEED y BREEAM. Además, se exploran innovaciones como bloques ecológicos y la impresión 3D de construcciones. Es fundamental tener en cuenta que las prácticas y tecnologías en construcción sustentable están en constante evolución, con continuos avances en busca de edificaciones más amigables con el medio ambiente.
¿Ya leyeron nuestro articulo en colaboración con Bioguía "Del conglomerado urbano a un sistema sostenible: ciudades resilientes"
Fotografía de Villa Ecológica Tres Arroyos encontrada en el sitio web de nuestros amigos Comunidad Sustentables
En conclusión, este recorrido a través de las ecoaldeas, la sostenibilidad urbana y la construcción sustentable nos deja con un claro mensaje: la necesidad apremiante de repensar nuestra relación con el entorno y adoptar prácticas que promuevan la armonía entre la humanidad y la naturaleza. El caso de Umepay nos sirve como inspiración, mostrando como la integración de practicas sustentables puede transformar no solo la forma en que vivimos sinó tambien nuestro entorno. Con este articulo además me gustar invitar a reflexionar acerca de la importancia del rol que tomamos como individuos en una comunidad, y que si bien la transición capaz presente ciertos desafíos a medida que continuamos explorando y adaptándonos a las practicas innovadores, contribuiremos colectivamente a la creación #porunmundomejor.
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